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Cuando me mudé a Barcelona a finales del 2003, me quedé fascinada con el carácter bohemio de la ciudad; me encantaba caminar por el centro y admirar los coloridos grafitis que adornaban las calles. Así descubrí que para mí, una ciudad sin buen arte urbano es simplemente aburrida y poco interesante. Estos primeros encuentros con el arte urbano fueron el principio de mi obsesión con fotografiar estas creaciones efímeras.
Durante los siguientes dos años, Barcelona continuó siendo un lugar ideal para el arte urbano; muchos artistas de todo el mundo iban a dejar sus huellas en la capital catalana. Mis favoritos en ese entonces incluían a artistas locales como Pez, uno de los artistas más reconocidos de Barcelona quien se caracteriza por su estilo de pez sonriente; y otros del extranjero como Miss Van, procedente de Toulouse quien pinta personajes femeninos de ojos rasgados con un toque sensual.
Sin embargo, las cosas empezaron a cambiar en el 2005 cuando el gobierno de Barcelona decidió ponerse estricto con los grafitis, porque los consideran un acto antisocial que degrada al panorama urbano. Así que las calles de Barcelona pasaron de distinguirse por su carácter policromático y anarquista, a cubrirse del más feo tono gris pardo que pudieron encontrar. En mi opinión, fue un gran golpe en contra del carácter bohemio de la ciudad.
Hoy en día, los grafiteros tienen muy pocas opciones para mostrar sus obras sin meterse en problemas y por lo tanto hay menos murales en Barcelona. Por lo que vi en mi última visita, la mayoría del arte urbano está ahora relegado a portales y persianas metálicas; algunos de ellos son encargos de los dueños de negocios, lo que da un poco de espacio para la cultura urbana. Sin embargo, las políticas del gobierno de Barcelona son tan anti-graffiti que han llegado a amenazar con multar tanto a los dueños como a los artistas por estas obras.
Como resultado, algunos artistas han adoptado el estilo de los paste-ups, una forma en la que crean sus trabajos en papel y luego lo pegan en las paredes, más o menos como si fuesen carteles. Estos se aplican de forma más rápida con lo que hay menos chance de que les pillen. Una de mis artistas favoritas de este estilo es la barcelonesa BTOY, quien tiene un estilo particular y cuyos trabajos se pueden apreciar por toda la ciudad.
Afortunadamente, el panorama del arte urbano no ha desaparecido del todo y aún se pueden apreciar algunas obras de artistas reconocidos internacionalmente, tales como el parisino C215, quien crea complejos diseños con plantillas; la italiana Alice Pasquini, cuyos trabajos se ven por muchas ciudades europeas; y Broken Fingaz, el conjunto grafitero más famoso de Israel.
Aún así, la situación no es ideal, especialmente cuando otras ciudades del mundo están acogiendo al arte urbano para darle un espacio y promoverlo; como es el caso de Berlin, Bolonia, Buenos Aires, Toronto y Lisboa. Quizás, el panorama cambie algún día en Barcelona. Existen ahora algunas iniciativas para abrir el diálogo con el gobierno local e intentar de que modifique su política.
Por ejemplo, hay un par de documentales que están próximos a estrenarse y que narran los cambios ocurridos en Barcelona en los últimos años. El primero es Las Calles Hablan, la primera proyección tendrá lugar el próximo sábado 27 de abril en Barcelona. Los productores del documental también han organizado una petición en línea para pedir al gobierno que considere al arte urbano como algo que enriquece a la ciudad y no como vandalismo.
El otro documental se llama Bcn Rise and Fall, por el artista local Aleix Gordo Hostau, quien también nos cuenta sobre los cambios en el panorama del arte urbano en Barcelona. Espero sinceramente que estas iniciativas mejoren la situación y que el arte urbano vuelva a reinar en las calles de la ciudad. Para ver más fotos de arte callejero en España, puedes visitar mi galería. La petición para promover el arte urbano se encuentra en change.org, fírmala y compártela.
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Parce, muchísima gracias por compartir esa información con nosotros. Que triste la situación para los grafiteros y toda la comunidad artística de Barcelona. Debemos escribir el alcaldía para que cambien su mentalidad tan antigua.