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[dropcap_two] C [/dropcap_two] ada vez que mencionaba que iba a pasar unos meses en Italia, la gente siempre insistía que TENÍA que ir a Venecia; simplemente porque es uno de los sitios más hermosos del mundo. Sin embargo, estaba un poco reacia a la idea; porque también había escuchado que apesta un poquito en verano, está llena de turistas por todas partes, y es mucho más cara que otros destinos en Italia. Para añadir, tampoco me entusiasmaba la idea de viajar sola a este sitio tan abrumantemente romántico.
Estaba decidida a pasar de Venecia durante mi última aventura italiana, hasta que conocí a un guía turístico inglés, quien confiesa haber sido veneciano en una vida pasada. Él se dirigía a Venecia para uno de sus curros y me propuso que le acompañara para que probara el lado bueno de su ciudad favorita. Siendo víctima de un antojo fugaz, decidí aceptar aún cuando sabía que estaba muy por encima de mi presupuesto.Igualmente, estábamos decididos a estirar nuestros recursos comunes lo máximo posible; así que nos pusimos a buscar en Internet alojamiento de precio asequible en Venecia, no en las afueras para poder ahorrarnos los trayectos en bote. Luego de varias horas de búsqueda, finalmente encontramos una pequeña pensión llamada Ca’ Maddalena, operada por la simpatiquísima Elena y su adorable madre; que ofrecía un pequeño apartamento tipo estudio con cocina por un precio bastante razonable.
El apartamento está muy bien ubicado, con fácil acceso y no muy lejos de la parada de Fondamente Nuove; al mismo tiempo, está lo suficientemente alejado de los principales puntos turísticos como para evitar las muchedumbres. Resultó ser una excelente elección! Cuando volvíamos cargados de productos deliciosos que compramos en el mercado Rialto, nos sentíamos como vecinos del barrio. Durante esos días, me deleité cocinando todas nuestras comidas; como nómada que soy, tener una cocina donde poder cocinar a mi antojo es siempre un placer.
Una de las cosas que no me gustó mucho de Venecia fue la cantidad de artículos kitsch que se encuentran en cada esquina; desde las máscaras, pasando por piezas de vidrio murano extravagantes, hasta llegar a las mismas camisas de porquería. A veces, me pareció que encontrar a la Venecia real y auténtica costaba mucho más que en otras ciudades.
Afortunadamente, Venecia también es un lugar lleno de historia; y escuchar a mi amigo contándome hechos estrafalarios me distraía del presente abarrotado de gente y me transportaba a tiempos de gloria. Al final, disfruté de mis días en Venecia y no me machacó el presupuesto como pensé. Estoy contenta de haberla visto, pero no estoy segura si volvería. Si quieres ver más fotos, accede a mi galería.
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