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Al día siguiente de llegar a San Pedro de Atacama en Chile, me torcí la rodilla izquierda después de una mala caída en el gimnasio. Este pequeño accidente me dejó fuera de circulación durante toda una semana. Mientras me recuperaba postrada en mi cama en el hostal, vi ir y venir a muchos viajeros. Todos los que llegaban del Salar de Uyuni, el más grande del mundo, quedaban fascinados. Incluso, muchos decían que era la mejor experiencia que habían tenido en Sur América.
Un par de semanas más tarde, por fin era mi turno de ir. Estaba súper contenta de volver a viajar, de ir rumbo a otro país que no conocía y de atravesar algunos de los paisajes más surrealistas del continente.
Salar de Uyuni: De San Pedro de Atacama a Laguna Colorada
Salimos de San Pedro de Atacama mucho antes del amanecer. Nuestra primera parada fue en el cruce fronterizo de Ollagüe, un lugar en medio de la nada. Ahí me di cuenta de que Bolivia me ofrecería experiencias muy diferentes a las de Chile.
Normalmente, los tours que salen de San Pedro de Atacama hacia Uyuni cruzan la frontera en un punto diferente. Sin embargo, en esos días había caído mucha nieve y el paso estaba cerrado. Fue una pena porque no pudimos ver la Laguna Verde ni la Laguna Blanca, dos de las lagunas más populares de la zona.
A unos pocos kilometros de la frontera, paramospara admirar al enorme volcán Ollagüe. El suelo rocoso y de color rojizo le daba al paisaje un toque como salido de Marte. Nuestra próxima parada fue en la Laguna Negra, un gran pozo de aguas oscuras. Apenas llegamos, empezó a nevar! Como si no fuera suficiente con el montón de nieve que ya había caído.
Pero sin duda, lo más espectacular de ese día fue la famosa Laguna Colorada, un lago de aguas saladas poco profundas y de color rojo como la sangre. Su tono rojizo se debe a sedimentos y algas de color rojo. En esta laguna se dan cita varias especies de flamencos. También, este es el punto más alto de toda la excursión, situándose a unos 4278 metros sobre el nivel del mar.
Esa noche dormimos en un hostal cerca de la Laguna Colorada. Hacía mucho frío por lo que decidí alquilar un saco de dormir; así que estuve calentita toda la noche. Un poco antes de que amaneciera, me desperté porque tenía ganas de orinar. Sin embargo, de acuerdo a mi lógica, los 40 minutos de sueño adicionales que conseguiría después de ir al baño, no valían el esfuerzo y el shock de salir de mi camita caliente. Así que preferí leer un poco mientras esperaba la hora de levantarme.
Salar de Uyuni: De Laguna Colorada al Hostal de Sal
Luego de desayunar, seguimos nuestro camino. La noche anterior, nuestro guía Sandro, nos había informado que llegar a los géiseres dependería del estado del “camino”. Pero por lo que nosotros podíamos ver, no había ningún camino. Todo estaba cubierto de nieve!
En la ruta, nuestro guía se paraba a preguntar a los conductores que se nos cruzaban desde el sentido contrario sobre el estado del camino. Todos decían lo mismo: no se podía llegar a los géiseres ese día. Como ya había visitado los géiseres del Tatio en Chile, no me importó mucho. Más adelante, nos encontramos con una camioneta atascada en la nieve. El conductor estaba solo con su grupo de turistas y ni siquiera tenía una pala para quitar la nieve. Paramos para ayudarles y después de escavar un poco, todos los chicos empujaron la camioneta y salió fácilmente.
Así continuamos nuestro viaje por el altiplano. Luego del incidente de la camioneta atascada, me puse a pensar qué pasaría si uno (o los dos) de nuestros vehículos fallara. Estábamos en el medio de la nada, no había rastros de civilización en kilómetros a la redonda, y todo estaba congelado afuera. A pesar de ser un tour organizado, esta excursión tenía sus elementos de aventura.
Por suerte, llegamos al icónico árbol de piedra antes de que siguiera dejándome llevar pos mis pensamientos catastróficos. Esta formación rocosa tiene forma de árbol, o de la copa del Mundial de Fútbol, dependiendo a quién se pregunte. Igual que los otros sitios, también había nieve por todas partes. Me resultaba un poco extraño, ya que todas las fotos que había visto hasta entonces el paisaje parecía seco y desértico; pero ahí estábamos nosotros con los pies cubiertos de nieve.
Desde ahí, seguimos a la Laguna Chiarcota y la Laguna Hedionda, donde habían cientos de flamencos haciendo de las suyas. La verdad es que nunca había pensado gran cosa de los flamencos; pero al verlos en su hábitat natural, viviendo en las duras condiciones del altiplano, sentí gran admiración por ellos. ¡Son aves muy fuertes!
Un poco más adelante, paramos al borde de la Laguna Cañapa para almorzar. Había mucho viento y aún estábamos a 4140 metros sobre el nivel del mar. Lo bueno era que ya empezaríamos el descenso hacia el Salar de Uyuni donde las temperaturas son más cálidas.
Nuestra última parada del día fue un pequeño pueblo abandonado que se encuentra no muy lejos del salar. El lugar tenía un aire inquietante, casi fantasmal. Apparentemente, la gente del pueblo decidió mudarse cuando cerraron la base militar que se encontraba cerca. Daba un poco de miedo caminar por las calles vacías. Esperaba que se nos apareciera alguien en cualquier momento.
Nuestra jornada terminó en un hostal de sal, una construcción muy particular hecha completamente con bloques de sal. Y no sólo las paredes estaban hechas de sal; también los muebles: mesas, taburetes y camas! Hasta el piso estaba hecho de sal…
Salar de Uyuni: El Día Final
Antes de irnos a dormir, nos pusimos de acuerdo para levantarnos muy temprano y así poder ver el amanecer en el Salar de Uyuni. Durante el camino, estábamos todos muy callados y con sueño. Pero apenas entramos en ese gran espacio de suelos impecablementes blancos, nos emocionamos mucho. Cuando paró la camioneta, nos bajamos y nos quedamos con la boca abierta ante el espectáculo de ver al sol subiendo por el horizonte, bañando a las montañas de los Andes en tonos rosa y malva. Sin duda alguna, este fue uno de los momentos más bellos de mis viajes hasta ahora.
Cuando terminamos de tomar fotos jugando con la perspectiva y col el sol, nos dirigimos a la Isla del Pescado. La llaman así porque si se le ve de cierto ángulo tiene forma de pez. Pero lo más interesante de esta isla, son los cactus gigantes que habitan en ella. Algunos miden unos 10 metros de altura, lo que significa que tienen unos 1000 años de vida, ya que crecen 1 cm por año.
Antes de llegar al acabado pueblillo de Uyuni, paramos en dos sitios más: primero, paramos fuera del museo de sal para almorzar (no entré, preferí quedarme fuera); y segundo, paramos en el famoso cementerio de trenes, donde hay varias máquinas abandonadas y oxidadas.
El viaje al Salar de Uyuni fue definitivamente uno de las experiencias más memorables de mi viaje por Sur América. Durante esta excursión vimos muchos paisajes únicos y surrealistas. Además, ver el amanecer en el salar es una las visiones más bellas y serenas que he visto hasta ahora.
Para ver todas mis fotos de mi excursión al Salar de Uyuni, visita mi galería.
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Muy bonito el post y las fotos son geniales! He tenido el placer de revivir nuestro viaje por el salar de Uyuni, un lugar realmente único en este planeta. Un abrazo!