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Cuando regreso a Barcelona, no es fácil encontrar que ver en Barcelona. Después de vivir allí por más de siete años, son muchos los lugares que ya conozco. Afortunadamente, todavía me quedan amigos en la ciudad que me aconsejan sobre actividades interesantes para hacer. Durante mi última visita, fuimos al cementerio de Montjuïc para aprovechar una de las visitas guiadas gratuitas que se ofrecen cada segundo y cuarto domingo de mes.
Luego de dar vueltas buscando el punto de encuentro para la visita, llegamos a la pequeña capilla justo a tiempo para ver el video de presentación. El cementerio de Montjuïc abrió a finales del siglo XIX para lidiar con las necesidades de la creciente población de Barcelona. Por otro lado, en esa época hubieron grandes avances en los movimientos artísticos del art-nouveau y del modernismo catalán. Hoy en día, aún se observan en el cementerio varias obras de estos estilos.
La visita comienza cerca de la entrada, en la zona que se conoce como Paseo de Gracia; en referencia a una de las avenidas más caras de Barcelona. En esos tiempos, no habían ascensores y la gente con dinero prefería vivir en las plantas bajas de los edificios; porque era más cómodo. La gente pobre ocupaba los pisos superiores y los áticos; porque era difícil subir, y eran más fríos en invierno y más calientes en verano. Este esquema social, se reflejó también en el cementerio de Montjuïc, donde las tumbas más espectaculares se encuentran en la base de la colina; mientras que en la cima se aglutinan miles de ellas.
El panteón familiar de los Batlló, una de las familias más influyentes de Barcelona, es uno de los más impresionantes; con su combinación de elementos egipcios y germánicos. Como nota curiosa, nuestro guía nos comentó que las familias ricas de la época solían encargar al mismo arquitecto que contrataban para realizar sus mansiones la construcción del panteón familiar.
En aquella época, la opción más barata de sepultura era la fosa común, con un coste de tres pesetas; lo que equivalía al salario de un día para un obrero. Aparte de la separación entre clases sociales, también existen zonas en el cementerio de Montjuic para diferentes tipos de gente: católicos, protestantes, judíos, ateos, extranjeros, gitanos, etc.
En cada esquina, hay estatuas de ángeles que miran a los visitantes y vigilan a los que ya descansan en paz; vienen en toda clase de formas y posturas, algunas con más gracia que otras. Mis favoritas son las de Josep Llimona, uno de los más grandes escultores del modernismo catalán. En el cementerio hay una versión de una de sus obras más célebres, El Desconsuelo (en la foto de abajo).
Para más información sobre las visitas guiadas, puedes ir aquí. Son una de las cosas más interesantes que ver en Barcelona y se ofrecen en catalán y en español. También, se pueden hacer varios recorridos por cuenta propia con la ayuda de códigos QR, estos dan la información necesaria para disfrutar del recorrido. Para más fotos de mis visitas a Barcelona, puedes ver mi galería aquí.
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